Los Jóvenes en la Calle
En julio, los jóvenes se reunieron todos los domingos para servir el desayuno a aquellos que viven en las calles de la Ciudad de Buenos Aires. Después de una pequeña armonización, empezaron a recorrer las calles para repartir desayuno, comida y ropa. Debido a que lo estuvieron haciendo por un largo tiempo, empezaron a conocer algunas personas y sus historias. Una vez, una niña pequeña y su padre, que habían conocido hace unos meses, vieron al grupo haciendo la armonización. Como resultado, la niña los apodó el “grupo de oración”. Su padre les dijo a los jóvenes que todos los domingos ella se sentía muy feliz porque iba a ver al “grupo de oración”.
Dado que el grupo de jóvenes ya conocía las necesidades de la gente, intentaban conseguir artículos especiales para ellos como zapatillas, pantalones o camperas. Entonces, se aseguraban que el domingo siguiente, ellos entregarían lo que la gente necesitaba. Los jóvenes compraron medias, bufandas y gorros debido a las bajas temperaturas.
Además, ellos sirvieron café, té, jugo, galletitas, budín y facturas. No solo sirvieron el desayuno, sino que también pudieron servir el almuerzo gracias a que una devota preparó 30 viandas dos veces al mes. Los jóvenes sirvieron el desayuno a 40 personas por semana, lo que equivale a 160 personas durante el mes de julio.