Los jóvenes Sai en Kazajstán participaron ayudando y distribuyendo alimentos a las personas y familias necesitadas. Todos los domingos, los voluntarios distribuyeron comidas en la ruta de la Iglesia a la Mezquita en la ciudad de Almaty. En el mes de enero, se distribuyeron alrededor de 110 comidas entre sándwiches, dulces, galletas y té a los más necesitados.
Como los beneficiarios son en su mayoría las mismas personas, han desarrollado una relación significativa y desinteresada con los voluntarios que los apoyan. Cada reunión estuvo llena de felicidad y alegría. Comparten sus experiencias tanto buenas como malas con los voluntarios considerándolos como miembros de su familia.
Para citar un ejemplo, hay una abuela, que siempre derrama sus bendiciones sobre la Juventud Sai con alegres exclamaciones de que siempre llegan exactamente cuando ella llega. Independientemente de las circunstancias que la vida le presente, ella es feliz y nunca se queja de ello. Ella ama a todos y bendice a todos porque cree en compartir la alegría con la gente. ¡Esa es su parte del servicio a la humanidad! Los voluntarios se inspiran en la determinación de esta abuela de compartir la alegría en todo momento y en todas las circunstancias.
